La cueva cántabra de El Soplao, en Cantabria, vuelve a deparar nuevas sorpresas que ayudan a conocer el pasado de la Tierra. En las profundidades de sus galerías, un equipo de investigadores españoles ha descubierto unas grandes rocas de origen biológico.
Este tipo de rocas, que se conocen como estromatolitos, fueron formadas por unas bacterias, cien veces más pequeñas que un pelo, que se consideran los seres vivos más antiguos que habitaron el planeta, por lo que son de gran interés científico para quienes estudian el origen de la vida terrestre o la buscan vida en otros planetas.
Hasta ahora se sabía que estas primitivas bacterias, que llegaron a colonizar toda la Tierra hace unos 2.000 millones de años, sobrevivían en el agua mediante la fotosíntesis: tomaban dióxido de carbono de la atmósfera y soltaban oxígeno hasta crear la oxigenada atmósfera que ahora tiene el Planeta Azul. Para ello necesitaban, como las plantas, la luz del Sol.
Sin embargo, en El Soplao, según publican los investigadores en la revista 'Geology' de este mes, no fue así porque reinaba la oscuridad y no había ningún alimento. Allí, según el trabajo liderado por Rafael Lozano, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), estas bacterias utilizaban el manganeso que traía el agua, lo oxidaban y soltaban dióxido de manganeso. En ese proceso generaban la energía que les permitía vivir, aunque no se sabe aún cómo lo lograban.
Lo curioso es que las bacterias quedaron atrapadas en su propio deshecho, donde morían. Allí han estado atrapadas, por millones y millones, hasta que han sido encontradas por los geólogos.
Según las dataciones, las 'alfombras de piedra' (que es lo que significa estromatolito en griego) son de hace un millón de años, aunque los primeros estromatolitos conocidos tienen 3.500 millones de años. Sin embargo, como las bacterias están conservadas en dióxido de manganeso, han conservado toda su pared celular en un estado perfecto, por lo que van a ser de gran ayuda para adentrarse en el mundo de aquellos primitivos seres vivos.
Comparar estos estromatolitos relativamente recientes con los de hace 2.000 millones de años, dará nuevas claves para entender los primeros momentos de la vida porque estas piedras son los primeros antepasados de la especie humana.
Hasta ahora, prácticamente todos los estromatolitos fosilizados que se conocen siguieron el proceso fotosintético y sus restos son de calcita. "Como su grano es mucho más grande, el nivel de detalle de los fósiles celulares era mucho menor que lo que vemos en El Soplao", explica Lozano.
La investigación, que firman también Carlos Rossi, de la Universidad Complutense, Nuria Isanta, del IGME, y John Hellstrom, de la Universidad de Melbourne (Australia) es fruto del convenio del Instituto con el Gobierno de Cantabria y la empresa SIEC.
El anterior hallazgo importante en El Soplao fue un yacimiento de ámbar de hace 110 millones de años. Algunos fragmentos conservan insectos del Cretácico de gran valor para reconstruir los ecosistemas de entonces.
Este tipo de rocas, que se conocen como estromatolitos, fueron formadas por unas bacterias, cien veces más pequeñas que un pelo, que se consideran los seres vivos más antiguos que habitaron el planeta, por lo que son de gran interés científico para quienes estudian el origen de la vida terrestre o la buscan vida en otros planetas.
Hasta ahora se sabía que estas primitivas bacterias, que llegaron a colonizar toda la Tierra hace unos 2.000 millones de años, sobrevivían en el agua mediante la fotosíntesis: tomaban dióxido de carbono de la atmósfera y soltaban oxígeno hasta crear la oxigenada atmósfera que ahora tiene el Planeta Azul. Para ello necesitaban, como las plantas, la luz del Sol.
Sin embargo, en El Soplao, según publican los investigadores en la revista 'Geology' de este mes, no fue así porque reinaba la oscuridad y no había ningún alimento. Allí, según el trabajo liderado por Rafael Lozano, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), estas bacterias utilizaban el manganeso que traía el agua, lo oxidaban y soltaban dióxido de manganeso. En ese proceso generaban la energía que les permitía vivir, aunque no se sabe aún cómo lo lograban.
Lo curioso es que las bacterias quedaron atrapadas en su propio deshecho, donde morían. Allí han estado atrapadas, por millones y millones, hasta que han sido encontradas por los geólogos.
Según las dataciones, las 'alfombras de piedra' (que es lo que significa estromatolito en griego) son de hace un millón de años, aunque los primeros estromatolitos conocidos tienen 3.500 millones de años. Sin embargo, como las bacterias están conservadas en dióxido de manganeso, han conservado toda su pared celular en un estado perfecto, por lo que van a ser de gran ayuda para adentrarse en el mundo de aquellos primitivos seres vivos.
Comparar estos estromatolitos relativamente recientes con los de hace 2.000 millones de años, dará nuevas claves para entender los primeros momentos de la vida porque estas piedras son los primeros antepasados de la especie humana.
Hasta ahora, prácticamente todos los estromatolitos fosilizados que se conocen siguieron el proceso fotosintético y sus restos son de calcita. "Como su grano es mucho más grande, el nivel de detalle de los fósiles celulares era mucho menor que lo que vemos en El Soplao", explica Lozano.
La investigación, que firman también Carlos Rossi, de la Universidad Complutense, Nuria Isanta, del IGME, y John Hellstrom, de la Universidad de Melbourne (Australia) es fruto del convenio del Instituto con el Gobierno de Cantabria y la empresa SIEC.
El anterior hallazgo importante en El Soplao fue un yacimiento de ámbar de hace 110 millones de años. Algunos fragmentos conservan insectos del Cretácico de gran valor para reconstruir los ecosistemas de entonces.
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